recuerdo los veranos con todos los primos, los viajes en 4L, "cuatro latas" al tejado, del que queda poco, la alberca, sigue en pie, la caseta donde nos
cambiabamos, ya no viven los árboles que la protegían... ¿cuántos años han pasado?
recuerdo las comidas, sacar de la cesta el pan, las tortillas de patatas, el pisto manchego, las pechugas de pollo empanadas y el
fresquito de la tarde en una tierra regada por
aspersores nada eficientes, pero suficientes para paliar el calor manchego.
recuerdo los sacos de almendras del cuarto de la izquierda, mi abuela piedra en mano, quitando la cáscara al almendruco, coger el tomate
directamente de la planta y ...
ummm saborearlo, sin ningún condimento.
recuerdo a Vicente, el pastor, y a su mujer, María, ambos entrañables como la buena gente de campo. recuerdo el olor al suero al entrar en su cocina, las galletas de canela, las galletas de azúcar, las tortas de manteca... recuerdo la canción "Vicente... paso por un puente vendiendo patatas como un penitente..."
cuantos recuerdos se agolpan y que tristeza ver como una casa que en su día fue refugio de calores, encuentros de familias... ve perder su vida. Todavía en pie lucha por vivir....
agua en los canales que hacía años no corría. es mes de junio y sigue con caudal suficiente para que niños y adultos destapen la ilusión de navegar una ratito por la mancha...
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