cuando volvemos a los lugares de nuestros orígenes, algo se mueve en el alma. aunque yo no soy de allí, recuerdo con todo el cariño a la abuela de mi marido que con esa dulzura hablaba, cocinaba, sonreía... historias contadas con calor, con emoción.
innolvidables los ratitos alrededor de la mesa, con su "vin de noie", el salchichón comprado en la boucherie de abajo y una "fougasse" (pan típico de allí).
abrir las ventanas de la casa y encontrarte de frente ese bosque de cedros, le luberon, el aire que rodeaba la casa, la bajada a la "cave"...
cuantos cuentos, cuantos recuerdos se agolpan, risas pícaras en las esquinas, en las escaleras de piedra, en la muralla y la alegría de volver a pisar ese pueblecito con mi marido, mis hijos y unos buenos amigos...
La orilla de esta rabia
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La orilla de esta rabia
es una tristeza infinita,
inmensa como el número
de niños muertos,
destrozados bajo las bombas
de la caterva maligna.
Es una r...
Hace 4 meses
...hola Susurro...¡¡¡¡¡ que bonito volver a ver a tu Bonnieux....y que ganas de volver....a la bellísima Provenza.....¡¡¡¡ Un abrazo Berta
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