domingo, 10 de enero de 2010

un día gélido... aunque muy entrañable!



cuenca, ciudad natal de mi madre. todo el mundo la conoce por sus famosas casas colgadas. existen infinidad de rincones que llaman la atención por su colorido, subiendo a la plaza en una calle angosta podemos disfrutar de ellas. ayer me llamó la atención el frío gélido que nos acompañaba por cualquier callecita y que nos tiraba al pasar las esquinas. estalactitas en pico dando miedo, ¡si le cae a alguien encima, le hace un agujero en la cabeza! decían mis hijos.
el juego de la madera, el hierro y el agua en su estado sólido, que maravilla, quien no sepa apreciar estas inclemencias del tiempo es que no sabe disfrutar de la vida.





todo el viaje nos acompañó la nieve en el campo y el hielo en la carretera. a la hora de la comida nos sentimos todos reconfortados y emocionados, celebrábamos el 70 cumpleaños de mi madre. reunidos entorno a una gran mesa, degustando las delicias conquenses: migas, morteruelo y ajo arriero y de fondo "el jucar", más colmado que otras veces y con gran corriente.




después de comer, subimos a la Virgen de las angustias, a la que mi madre tiene gran devoción. y llegó la improvisación, en esa pequeña iglesia, la familia llenaba los bancos, se acercaron amigas de la infancia, tíos... y por supuesto los 11 nietos, hijos e hijos políticos. algo se notaba en el ambiente... el sacerdote, no conocía el motivo por el que su iglesia estaba repleta. pidió a todos los niños que veía se colocaran cerca de él... siguió la misa y a la hora de las peticiones, un espontáneo subió al púlpito para pedir por su madre, la abuela de todos esos nietos y la que hace que todos estemos unidos... el sacerdote debió pensar que esa Señora se encontraba ya en en cielo, porque preguntó tres veces, ¿pero vuestra abuela está aquí?, sí, decían los nietos una y otra vez... pidió la trajeran al altar... y ese protagonismo que no gusta nada a mi madre, la convirtió en el centro de atención. sin duda será la misa que los nietos nunca olvidarán.

3 comentarios:

  1. Preciosas tus fotos de los chupones de hielo en los tejados de Cuenca. Cuando pienso en esa ciudad, siempre me acuerdo de una visita que de niño hiciera con mi padre, donde vimos las casas colgadas, las hoces del Júcar y del Huécar, y el museo de arte abstracto, donde unas cajitas de cerillas pintadas por Gerardo Rueda me sobrecogieron..., sin saber por qué.

    Poco a poco tu blog se está convirtiendo en una especie de diario al que estoy cogiendo adicción. No dejes de escribir, necesito la dosis.

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  2. ....si...¡¡¡¡para mi...también eres imprescindible.....tu BLOG...es siempre entrañable.....me encantan las fotos....siento el frío de Cuenca... cuando las miro.... Besos ....Berta

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  3. ¡Qué gozada! Recuerdo los paseos por la Cuidad Encantada y los sustos que nos dábamos unos primos a otros con aquella imaginación desbordante ¿Sigue existiendo ese puente colgante por el que se veía el vacío entre las traviesas? Ahí descubrí por primera vez el vértigo...Son recuerdos para siempre ¡Qué suerte empezar el año con cariño profundo!

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